“Yo hablo sólo conmigo y con mis libros”.
Con esta frase Plinio “el joven” manifestaba tanto su amor por la lectura como la importancia de esta en el desarrollo del conocimiento. El diálogo interno entre uno mismo y las ideas que nos proponen las páginas no es una mera conversación. El método socrático dentro de la filosofía clásica desarrollaba las ideas mediante la discusión y la puesta en duda de ellas.
Miles de años nos separan de los autores clásicos como Estrabón o Ptolomeo y, sin embargo, las ideas que propusieron han tenido un eco que aún pervive en nuestros días. Cambios de paradigma tan radicales, como la geografía en el caso del primero o de la teoría heliocentrista en el segundo, son hoy en día los pilares más básicos sobre los que se asientan algunos de los conocimientos más relevantes. La pasión por conocer el mundo y desvelar sus secretos gracias a la ciencia y la razón han definido el modo en que la humanidad progresa. No podríamos entender este desarrollo sin el poder de los libros. Si las ideas no se trasladan al papel estas pueden desaparecer o tergiversarse. Pongamos, por ejemplo, el caso de la mítica biblioteca de Alejandría.
Hacia el siglo IV A.C., la ciudad egipcia acogía no sólo un espacio donde se ambicionaba atesorar todo el conocimiento del mundo, desde manuscritos ancestrales egipcios a los últimos volúmenes de la filosofía griega, además, contaba con un espacio donde los científicos e intelectuales más prestigiosos del mundo heleno podían experimentar y estudiar, así como enseñar a las generaciones futuras. Gracias a este clima pudo Ptolomeo postular sus teorías y difundirlas hasta nuestros días. El ejemplar que presentamos a subasta es un reflejo de como ese pasado clásico ha tenido un impacto vital de forma continuada en nuestras vidas.
La protección del conocimiento a través de conformar una biblioteca o del coleccionismo de libros ha sido uno de los recursos más valiosos para el progreso. Si no hubiese sido por las bibliotecas antiguas, los autores clásicos no habrían transformado el mundo, y, sin las bibliotecas monásticas del medievo, todo ese conocimiento se habría perdido siendo imposible concebir la edad Moderna. Queda por tanto patente que todas las bibliotecas juegan en mayor o menor medida un papel fundamental en nuestra historia.
Una parte significativa de la colección que presentamos es el mundo clásico. Los autores griegos y romanos definen desde lo más profundo nuestra identidad cultural: Aristóteles, Ptolomeo, Estrabón, Plutarco o Plinio son, sin duda, los protagonistas de esta biblioteca. Los volúmenes que conforman el catálogo tienen un atractivo adicional, la fecha de impresión: el siglo XVI y el panorama del Renacimiento. Ejemplares como el incunable de la Historia Natural de Plinio dan fe de la relevancia del mundo clásico en uno de los periodos más fascinantes y claves del progreso humano. Les invitamos a recorrer una parte crucial de nuestra, a sumergirnos entre unas palabras que fueron escritas hace miles de años por las mentes más brillantes y a sentir la historia de una manera más vívida cada vez que pasamos a la siguiente página.
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