El próximo 2 de marzo se licitará en Setdart una notoria colección de piezas orientales, donde la porcelana Ming y Qing cobrará gran protagonismo. Tradición y renovación se dan la mano para ofrecernos una visión privilegiada de la versatilidad artística que se llegó a alcanzar en estos periodos.
El comercio fue sin duda un fenómeno fundamental para el desarrollo de la cerámica china influyendo, en gran medida, en las manifestaciones artísticas que reflejan una interesante y rica dualidad, manteniendo, por una parte, un fuerte arraigo a la tradición y, por otra, manifestando la necesidad de adaptarse a una nueva realidad y gusto, donde el intercambio de culturas es inevitable. El incremento de la demanda por parte del mercado europeo y americano obliga a los alfares chinos a acomodarse a los gustos occidentales, dando como resultado una rica y amplia producción cerámica nunca vista anteriormente.
Esta producción se puede dividir en dos grandes categorías; “guanyao” destinada al ámbito de la corte o porcelana imperial y “minyao” cuya fabricación iba dirigida al uso cotidiano y a la exportación. Ambas se desarrollaban en hornos diferenciados dentro de la compleja estructura que componía los hornos de Jindezhen. Pese a que la producción estuviera diferenciada por cuál era su destino, las tipologías estaban generalizadas, lo que daba pie a una clasificación de la cerámica basada en sus decoraciones.
La porcelana Azul y blanca es una de las más reconocibles desde que en la dinastía Ming alcanzara su máximo virtuosismo técnico. La producción Qing continuará con las técnicas tradicionales, pero desarrollará decoraciones adaptadas a los gustos extranjeros. La diferencia de calidades será patente entre las destinadas a la corte y las que se producen de forma masiva para la exportación, reflejándose principalmente en la calidad del pigmento y la pasta.
La porcelana de Kraak es una variación de la cerámica azul y blanca desarrollada en la dinastía Ming, vinculada estrechamente a la exportación. Pese a ser menos refinada en sus materiales, estas piezas siguen demostrando gran belleza, distinguiéndose principalmente por su decoración dividida en cartuchos.
Por otra parte, la producción de la cerámica monócroma cobró gran popularidad durante la dinastía Qing, inspirándose de nuevo en el esplendor del pasado e incluso replicando sus técnicas, como se puede constatar en la la dinastía Song. Si bien es cierto que uno de los colores que más se popularizó fue el “sang de boeuf”, rojo procedente del oxido de cobre, también se utilizaron colores como el turquesa, amarillo o morado, entre otros, en una amplia producción que ha llegado hasta nuestros días.
Por otra parte, la producción de la cerámica monócroma cobró gran popularidad durante la dinastía Qing, inspirándose de nuevo en el esplendor del pasado e incluso replicando sus técnicas, como se puede constatar en la la dinastía Song. Si bien es cierto que uno de los colores que más se popularizó fue el “sang de boeuf”, rojo procedente del oxido de cobre, también se utilizaron colores como el turquesa, amarillo o morado, entre otros, en una amplia producción que ha llegado hasta nuestros días.
La tipología correspondiente a La Familia verde y la familia rosa también cobró mucho protagonismo durante los siglos XVIII y XIX. Estas cerámicas son denominadas como tal porque en el conjunto de su policromía, el verde o el rosa destacan especialmente sobre los demás. Sus decoraciones abarcan muchos motivos y se plasman sobre todo tipo de recipientes, llegando en muchos casos a crearse piezas de gran calidad, especialmente en la porcelana de la familia rosa, ya que el pigmento era más modulable en hornos y ofrecía la posibilidad de conseguir una rica gama tonal.
Las familias occidentales, conocidas también como compañía de indias, se desarrollaron a partir del siglo XVII y su producción creció considerablemente en el siglo XVIII. Se trata de piezas adaptadas a los gustos occidentales. A medida que el arte chino va dándose a conocer en occidente, provocando una gran fascinación debido a su calidad y al misticismo que envuelve su arte y cultura, la demanda de porcelana se incrementa notablemente, dejando como testigo una gran cantidad de piezas que se conservan en la actualidad y que son muy apreciadas por el mercado.