Setdart presenta una completa subasta con una gran variedad de lotes orientales. China, Japón, Camboya, Tailandia o Laos están entre los lugares representados, con importantes piezas que repasamos a continuación.
Parece que cuando se presenta una subaste de arte oriental, la cultura china ha de ser la que más obra aporte debido, en parte, a su ingente éxito desde hace siglos en Europa y Estados Unidos. De un tiempo a esta parte, sin embargo, el arte del sudeste asiático ha conseguido abrirse un hueco en el mercado internacional, con remates millonarios, por ejemplo, dentro de la Dinastía Jemer, citando algunos de los territorios que orbitan alrededor del gigante chino.
En Setdart también hemos querido hacernos eco de esta pluralidad, atendiendo toda la demanda que occidente requiere de oriente, como siglos atrás, por lo que vamos a realizar un breve recorrido de algunas de los lotes de mayor calado que saldrán a subasta el mes que viene.
China es, como no podría ser de otra manera, el gran protagonista, esta vez con piezas en cloisonné y porcelana que van desde el periodo Wanli hasta el periodo Tongzhi, ya en el siglo XIX.
Comenzamos cronológicamente con el lote 35246182, pieza del periodo Wanli, notable tanto por la procedencia, pues cuenta con etiqueta de John Sparks, uno de los más importantes comerciantes de arte oriental en Inglaterra en el siglo XX, como por su técnica, conocida como trabajo del diablo o ling long (exquisito en mandarín). Esto es debido a la grandísima habilidad que requería por parte del artífice, tanto el cortar la pasta como su cocción posterior, para crear la intrincada retícula que podemos hoy contemplar por todo el depósito.
Avanzando hacia el periodo Qianlong topamos con los lotes 35310166 y 35310167, dos importantes piezas realizadas en esmalte cloisonné. Sobre una base de bronce, los esmaltes en polvo, que tras la cocción y su fundición darán colorido a la superficie, quedan separados por filetes metálicos conformando celdas. Finalmente, todo se lija y pule para dar homogeneidad a la obra, dorándose con posterioridad los filetes. Lo relevante de la pareja de jarrones es, precisamente, que hayan llegado hasta nosotros sin haber sido separados a lo largo del tiempo, práctica habitual producto de los infortunios del tiempo. Además, cuenta con una representación cargada de simbolismo, como es la de shou dai niao o pájaro con banda de seda, un juego de palabras habitual en la cultura china, pues shou dai vendría a significar algo así como banda de seda, mientras que shou significa, a su vez, longevidad. Además, cuando se combina con narcisos o shou xian, funciona a modo de pictograma, pues es una manera de desear longevidad y plena vida a toda una generación de una misma familia. Si hablamos del loto la cosa se complica aún más, pues cuenta con multitud de significados, nuevamente, como consecuencia de complejos juegos de palabras. En este caso, tanto en la pareja de jarrones como en el incensario, la flor de loto, símbolo de belleza y pureza, pues nace del lodo y sale a la superficie, aparece acompañada de zarcillos y semillas o lian zi; zi significada, a su vez, hijos, de manera que su representación torna en deseo para su poseedor de tener múltiples descendientes.
Continuamos hacia el siglo XIX y otra de las piezas más relevante de la subasta aflora: el lote 35310170. Su interés radica en el vistoso esmalte que domina el fondo de la pieza, conocido como powder blue. Originado en el siglo XV, durante el periodo Kangxi fue imitado, buscando un efecto similar soplando el polvo de azul cobalto sobre la superficie sin cocer, vidriándose posteriormente. La decoración está realizada con polvo de oro, representándose dragones, símbolo imperial, buscando la perla de la sabiduría, entre nubes ruyi y hongos lingzhi, los cuales, cuando aparecen juntos, simbolizan el deseo de conseguir la inmortalidad. Todo esto parece cobrar más sentido cuando vemos la inscripción en la base del jarrón y descubrimos que la porcelana fue concebida como regalo al patriarca de la familia.
Abandonamos, ahora sí, China y nos dirigimos hacia el este, a Japón, en busca del lote 35358681, una pareja de impresionantes esculturas en madera de los siglos XVII-XVIII, todavía con parte de la policromía original. Representan a Basara Taisho y a Sanchira Taisho, dos de los doce generales protectores de Bhaisajyaguru, el buda de la medicina. Esta guardia no es más que yakshas o espíritus de la naturaleza que se consagraron al doctor tras escuchar uno de sus sutras.
Finalmente, dirigiéndonos al sur, llegamos a Laos, Tailandia y Camboya, con los lotes 35358688, 35358652 y 35358437, respectivamente. Aquí cabe destacar la escultura de Buda de la cultura Jemer, fechable en el siglo XIII d. C. Realizada en piedra arenisca, material en que suelen estar talladas este tipo de piezas, supone una importante adhesión al catálogo de la subasta pues, como veníamos comentando, están consiguiendo importantes remates y suponen una interesante inversión de cara al futuro.
Son muchos los lotes que nos dejamos en el tintero, pues estamos ante una subasta con importantes obras que consideramos cubren con nota gran parte del espectro geográfico del territorio oriental, siendo difícil tratar todas con la profundidad que se merecen. No obstante, estamos seguros de que cosecharán un buen resultado, ya que cuenta con una amplia gama de piezas para los diferentes tipos de coleccionista, abarcando un buen repertorio.